Ferdinand Verbiest (1623-1688), un jesuita flamenco que, trabajó en la corte china, construyó para la diversión de sus contemporáneos la maqueta de un vehículo a vapor que disponía de tres ruedas, con un quemador de aceite y una caldera de vapor. El chorro de vapor incidía en una rueda de paletas y accionaba el eje posterior a través de un engranaje. La perfección de este invento abrió nuevas perspectivas. De este modo, el vapor determinó de forma decisiva la posterior evolución. El físico holandés Christiaan Huygens (1629-1695) está considerado el creador de la máquina motriz a pistón. La fuerza era generada por un pistón que se movía en el interior de un cilindro. La aplicación del término “motor de explosión” a su motor no podía ser más acertada: Huygens utilizó pólvora como “combustible”. En el largo camino de la evolución aparecieron los pioneros de las máquinas de vapor: el físico francés Denis Papin, el mecánico británico Thomas Newcomen y el ingeniero e inventor británico James Watt, que prepararon el terreno para la Revolución Industrial.
martes, 1 de julio de 2008
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